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27 julio 2024, 3:51 am

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EDUARDO TADEO, PINCELADAS DE UNA VIDA INMENSA

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Hay personas que dejan huellas, en un pueblo o en una sociedad, don Eduardo Tadeo fué uno de ellos, con su personalidad servicial, logró transcender las barreras de las necesidades de un barrio que lo necesitaba y nunca dudó en estar presente.
Una tarde fría de domingo logré reunirlos a todos o a casi todos “los Tadeos”, cómo primera impresión una familia muy cálida, ya los conocía, creo que muchos de ellos me vieron crecer como pequeño cliente en su almacén tan conocido. Un ambiente familiar hermoso, mucho respeto y amor por quién fuera en vida don Eduardo Tadeo.
Don Eduardo Tadeo nació el 14 de Octubre de 1919 en Santa Rosa del Cuareim, 7ma sección de Artigas. Siendo muy joven a los 17 años decide cruzar el Río Uruguay a decir de unos de sus hijos Leo: “Unos de mis tíos me comentaba siempre, que cruzó en carro y que vivió en cercanías del asilo de ancianos, su hijo Chiquito afirma que vivió en el asilo y que durmió como 7 meses en una alfombra en el piso, Doña Pitina no afirma esto, ella dice que vivió con unas tías en cercanías del asilo. Luego alquilo en la esquina de General Paz y Bergamini en lo de la familia Lino.”.
Uno de sus primeros trabajos fué en el Aserradero de los Paim, a veces tenían que ir al Puerto Ceibo donde en pleno fríos de invierno debían ingresar hasta el torso a desatar las maderas de las jangadas para el aserradero, en otro de los lugares donde se desempeño como obrero (peón) fué en la construcción de los cuarteles del regimiento de Monte Caseros.

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Recuerda su hijo “Chiquito” que su abuelo (Lino) tenía un carro aguatero y con eso iban a buscar agua al río para toda la familia, luego ya papa hizo un aljibe (Marta), pero íbamos a buscar agua en la canilla de Belgrano y Rivadavia (Chingolo Benítez), tuvimos agua corriente cuando comenzaron con la construcción de las 140 viviendas.

Nos recuerda Leo (H) que una vez le preguntó a él, ¿ papi porqué viniste a la Argentina? Él contesta, Argentina era un país muy rico y por eso me vine, donde yo estaba había mucha pobreza, no había trabajo.

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UNA HISTORIA DE AMOR

Entre risas de todos sus hijos la cálida Doña Eulalia “Pitina” Lino, nos contó un poco como se conocieron y formaron una de las familias más conocidas del pueblo.
Ella recuerda que vivía cerca de la Escuela Nº 88 y que sus abuelos (Lino) le pidieron a Don Tadeo que desocupara la casita que alquilaba donde vivía por calles General Paz y Bergamini debido a esto decide comprar un terrenito lindero por Bergamini y Juan Ramón Vidal.
Ya nosotros viviendo en ese lugar, el enferma de la garganta y había sido operado por unos de los Areta y mi mamá me pedía que todos los mediodía le llevara la comida, ya que él no se podía mover, vivía solo, nadie le podía ayudar, le preparaba él te “en esto, una de sus hijas agrega: mamá cada dos minutos le preparaba el té, entre risas de todos sus hijos”. Mi mamá era celosa agrega Doña Pitina. Siempre conversaba un ratito con él, cuando le llevaba la comida, un día me hablo y me dijo que quería ir a casa a hablar con mis padres para pedir mi mano, le conté a mamá y me dijeron que venga y así fué a la tardecita cerro el negocio y se vino a hablar con mis padres, jugamos a los naipes hasta tarde con todos y así formalizamos , nos íbamos a ver los partidos de futbol con mamá y papá, hasta que en el año 1953 decidimos casarnos el 32 años y yo 17 a los dos años de casados nace nuestra primer hija “La Chinita”.
Cuando decidimos casarnos él tuvo que viajar al Uruguay, recuerdo quién hizo todos los papeles fué el cónsul Gutiérrez Melo, este último viajó y trajo los papeles de soltería y le fué entregado acta de nacimiento con fecha del 23 abril de 1951 y el 17 de septiembre de 1952 (Pasaporte).

SU ALMACEN, SU VIDA ENTERA

Quien no recuerda haber comprado en su almacén, un punto de encuentro de muchos en la historia del barrio y del pueblo, un hombre que supo estar en los momentos más difíciles, asistiendo siempre con su solidaridad y de hombre de bien a cualquier vecino que requería de su ayuda, es así que con 24 años en 1943 decide emprender su boliche.
La función social que cumplía el almacén de Don Tadeo siempre fue importante debido a la ubicación, en unos de los barrios más populares de Monte Caseros, siempre tuvo necesidades de toda índole, es por eso reconocer la función que cumplía con vecinos que muchas veces se veían en situación prácticamente de calle.
Nos recuerda doña Pitina que en un tiempo eran los únicos que vendían azúcar y venían personas de todos lados y hacían filas para poder comprarla, 5 kilos por familia, muchas familias del campo venían.
También recuerda sus hijas muchos de los personajes de Monte Caseros que paraban en su boliche en esa famosa ventanita que daba por calle Juan Ramón Vidal, Portela , Barquini y más de una vez cuando estos se pasaban de copas , Don Tadeo los ubicaba enseguida a la suerte de algún “moquete “. De estas anécdotas abundan, nos comenta su hijo Leo, entre risas de todos los presentes…
A decir de Doña Pitina: El barrio era muy humilde, todo rancherío y personas con muchas necesidades que venían a comprar con 10, 20, 30, 40 centavos etc. el abria un paquete de azúcar por ejemplo y le vendía, nunca dejaba que la gente se vaya sin nada en sus manos. (Menudeo). La gente del barrio lo recuerda mucho por su bondad. También a muchas personas ancianas le mandaba la comida, Doña Carola, Doña Fernández, Doña Viviana y Don Padilla entre otros. A decir unas de sus hijas, Marta: “les llevábamos desayuno y almuerzo “salíamos de la escuela y les llevábamos, todos los días y hasta que no terminaban de comer, no podíamos volver, si se enfermaban papá, le llevaba al hospital y si fallecían les hacía los trámites en la municipalidad por los cajones o si estaban enfermos el salía a buscar a los médicos.
Recuerdo también que vendíamos leña y teníamos un leñador y él le pregunto qué numero calzaba, inmediatamente le decía el número de calzado él se iba al centro y compraba esos pares de zapatos para aquel leñador.
Entre tantas anécdotas sale una de mi abuelo Don Vallejos (policía) reunidos en esa famosa ventanita con unos viejos varones del barrio con Don Cardozo, Don Leguizamón y Coco Sánchez, en eso dicen que Don Vallejos, sale corriendo hacia su domicilio afirmando que traería un revólver, entre llantos de las hijas del dueño del boliche, como antiguos caballeros que todo lo arreglaban a los tiros, cumplió con esa palabra, bajo los efectos de esos aperitivos que ingerían, dicen que lo redujeron de un solo “moquete” y que de ahí se pegó una buena siesta, luego todo volvió a la normalidad y el revolver en poder de Don Tadeo.
Como vecino debo hacer un paréntesis ya que acredito muchas de esas historias que cuentan sus hijas y Doña Pitina, porque a decir de mi mamá Isabel, fue Don Tadeo quién la llevó a tener a mi hermana mayor al Sanatorio: Recuerda haberse sentido mal, en fecha de parto y corrieron en auxilio hacia lo de Tadeo y no dudó en sacar su automóvil y llevarla, hoy mi hermana Andrea Vallejos ya con 36 años se debe sorprender de esta hermosa historia.
También agregar me cuenta mi papá, siendo ellos niños el dona el terreno donde hoy se encuentran las Hermanas Franciscanas y fue así que en el momento de hacerse lo que es hoy las 140 viviendas, las hermanas y Don Tadeo, salieron al auxilio de los vecinos de la manzana donde se encuentran las hermanas, donde estaria destinada para la construcción de a una plaza, esa manzana y la lonja de esquina a esquina de los Tadeo, podemos decir que es una de las más antiguas del barrio.
Recuerda doña Pitina: “Vinieron los de INVICO porque nos querían sacar de acá, vinieron a ver la casa y teníamos pisos, casa de material y nos dijeron, no, no lo vamos a mover, eso habrá sido a mediados de los 70 por ahí. “
Nos comenta Marta, una de sus hijas “que venían muchos obreros a trabajar la piedras, en la costanera, mamá y papá amanecían haciendo torrejitas, sándwich de milanesas, matambres, batatas asadas, pan mojado en leche y fritado…Todo esto era vendido a esas personas que venían a trabajar las piedras (éstas piedras eran colocadas en las calles y en terrenos, porque era muy fangosos en días de lluvias, el dueño o capataz de ese equipo de trabajo era de apellido Parrillan.
Otras de las anécdotas que nos cuenta su hijo Leo, “Papa habrá sido unas de las personas que más ahijado tuvo, todo el barrio era ahijado de él, entre risas de todos, hasta mis hermanas también tuvieron ahijados, Lidia, Marta y continúan las risas.)

De manera informal y en una charla amena entre todos sus hijos y Doña Pitina me comentaban que Don Tadeo nunca se tomó vacaciones, solo iba al Uruguay a votar y venían sus hermanos a verlo. Él era un hombre que vivía en su negocio, si de madrugada venían y golpeaban la puerta, él se levantaba y los atendía.

ÉL Y SU FORMA DE SER

A decir de sus hijos, Marta: Él era buenísimo con nosotros, la que nos tenía cortito era mamá (jajaja) entre risas de los presentes.
Lidia, Hija: Nosotros íbamos al baile y teníamos que ayudar en el negocio y después se dormía, Leo el más chico reconoce que el nunca hizo esto, (entre risas.)
Todo lo que pedíamos a papá él nos daba (Marta) , Lidia comenta: tampoco quería que nuestros novios gasten dinero en nosotras. La única que manejaba todo con una sola mirada era mamá, cuenta Marta y continúan las risas.
Leo recuerda las veces que escuché decirle algo, fué a mamá, nunca nos decía nada a nosotros.
Él se preocupaba mucho por sus deudas, no quería deber a nadie, siempre nos mandaba a pagar si se debía algo.

¿CUAL FUE SU LEGADO?

Marta: De ser buenas personas, el habrá tenido quizás sus errores, pero siempre estuvo para ayudar.

Leo: Yo creo de ser personas de trabajo. Nos recuerda que en una oportunidad Calgaro le había traído una bolsa de papa de más, sin darse cuenta y papá me envía a que vaya a pagarle y Don Calgaro me dice: “Esta gente ya no existe más” (risas).

CHIQUITO: Él era una persona derecha, a pesar de no saber leer ni escribir, siempre te decía que las cosas se deben pedir por derecha y se debían pedír bien.

¿Recuerdan cuando colocamos el teléfono?, muchos de los vecinos lo utilizaban, esperando llamadas de familiares que vivían en otros lugares.
En eso Lidia (hija) me comenta que es madrina de una prima mía, Liliana Vallejos una más de sus tantos ahijados en el barrio.
Chiquito recuerda que su abuelo Lino y él, ayudaron a construir las primeras piezas de las escuela de hermanas, antes de la construcción, ellas utilizaban nuestra casa para realizar sus primeras actividades sociales, daban clases etc., la hermana Julia andaba en aquellos tiempos.
Lidia (Hija) comenta con algarabía “Yo daba clases ahí ! refutando a este comentario su hermana Mariela, desde cuándo sos maestra vos” (risas)

SUS PASIONES
Llegaban los domingos y muchas veces era mamá la que quedaba en el negocio, él se perdía con sus caballos de carreras y los sábados hasta la madrugada se ponía a ver boxeo.

LOS YERNOS Y NUERAS

Doña Pitina: Yo era la intermediaria y le iba avisando a él, que iban a venir a pedirle la mano y empezaba a preguntar quién era, donde trabajaba etc.
NOELIA: Siempre buenos recuerdos, yo hace 26 años que estoy en esta familia, una familia muy unida.
JORGE: Muy buena persona, cuando llegue vine a pedirle la mano, me temblaba todo (risas) y bueno todas las hermanas de “Quela” encerradas en las piezas entre risas y nervios.

SUS ÚLTIMOS TIEMPOS

Recuerdo de Doña Pitina: ya en sus últimos tiempos cuando él no pudo seguir más, yo seguí sola, a lo último le dije a él, que quería dejar el almacén, en ese momento vino Pablo Petell a decirme que quería alquilar, en aquel momento le dije bueno, pero esto nunca sucedió, no quería trabajar más, ya estábamos jubilados los dos.
Hasta los 95 años el atendió el almacén, el caminaba, siempre lúcido.
Cuando yo me demoraba porque me quedaba a hablar mucho con alguna que otra vecina, él se arrimaba con su bastón y me espiaba para ver que estaba haciendo (risas).
Él era un hombre que no sabía leer, ni escribir pero nadie lo jodía en los números y en la plata, él se enojaba porque las gurisas sumaban con la calculadora.
Se levantaba a las 05:00 am y escuchaba su radio uruguaya y comenzaba su día laboral.
Anécdota de Leo: Recuerdo que unos de mis amigos en unos de los mundiales le preguntó a papá, ¿Don Tadeo cuantos mundiales vió usted? y él le dijo “TODOS” y se empezaron a reír.
Un lunes 7 de diciembre del 2015 nos deja don Tadeo a los 96 años de edad y con él toda una vida de trabajo junto a su querido almacén, ese que le dio tantas satisfacciones y gracias a él pudo mantener a su hermosa familia, Su esposa Eulalia “Pitina” Lino quién compartiera con él 63 años de casada y a sus lindos hijos que heredaron su parte más noble, la humildad que hace grandes a las personas Elsa, Carmen, Lidia; Marta, Chiquito, Kela, Tila, Marcelo, Mariela y Leo todos tienen algo en común, son TADEO y eso es llevar toda una historia consigo, un legado que muy pocas personas saben dejar y llevar.

Quiero agradecer a toda la familia TADEO por su amabilidad de recibirme en su domicilio , la verdad una familia increíble, siempre fuimos vecinos y también cliente de su histórico almacén, lo tendrían que declarar edificio o lugar histórico por haber reunido en él, a tantas personas de trascendencia y por ser un punto de reunión a tantas familias que él supo ayudar. En la actualidad el almacén es administrado por unas de sus hijas, Mariela y su esposo Dario y ya lleva 77 años de vida en esa esquina de la ciudad , en uno de los barrios más populares de Monte Caseros “ El Juan Esteban Martínez”.

En la Memoria de Don Eduardo Tadeo .

Vallejos Sebastián
Profesor de Historia.

Si sos de Monte Caseros, vale un compartir !

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