
Hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, misterio de fe que nos recuerda que María, Madre de Jesús, fue llevada al cielo en cuerpo y alma, participando plenamente de la gloria de su Hijo.
En este día, elevamos nuestra oración junto a las palabras de San Pablo VI, quien en profunda devoción expresó:
Oh María Inmaculada Asunta al cielo, tú que vives bienaventurada en la visión de Dios: de Dios Padre que te hizo alta criatura, de Dios Hijo que quiso ser generado como hombre por ti y tenerte como madre, de Dios Espíritu Santo que en ti realizó la concepción humana del Salvador…
Este acontecimiento nos invita a mirar a María como puerta del cielo, espejo de la luz divina y ejemplo de pureza y esperanza. Que su intercesión nos guíe en el camino hacia la santidad y nos impulse a vivir con fe, alegría y confianza en la promesa de la vida eterna.
Con el corazón lleno de gratitud, pedimos a la Virgen que nos acompañe y consuele en nuestro caminar, y que un día podamos encontrarnos con Ella y con Cristo en la gloria celestial.
¡Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros!